Empecé a amaros cuando me desvelastéis. Esos tiempos de delirio tenso que vivimos preñará para siempre mis presentes yectos porqué en esos lugares fluidos se encarnó, y se inscribió en mi historia, esa fatal esquizofrenia erótica que no cesa de renacer, emanada del deseo de siempre sorprenderme en cada uno siendo otra. Latente como horizonte de mis sentidos. Ahí reside lo sagrado, en ese traslado insaturable de mí.
La promesa no reemplazará jamás a esa integridad constituida por el deseo desesperado de encontrar y perder irremediable y eternamente lo sublime.
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