martes, 19 de marzo de 2013
Excentricidades XVI
XVI. La locura mental que me provocaba tu presencia emanaba de un resentimiento profundo. Había buscado con mis buenas obras un reconocimiento que no se me daba. La tonta fui yo por querer merecerte y callarme el abuso que de ello hiciste durante tanto tiempo. La tonta fui yo por necesitar tu reconocimiento, por silenciarme, por no darle importancia a mi ser, por necesitar la mirada de un otro -a quién, equivocadamente, admiraba- y no por querer fundar el amor hacia mí desde mí misma. Soy estúpida por dejar que el silencio petrificara los sentimientos de rabia en un resentimiento confuso, en una humillación incesante. Una retirada de las palabras de la que tu te aprovechaste sin piedad. Te alzaste ante mi inferioridad, como haces siempre, y construiste tu mentira, como siempre, sobre mis despojos, sobre lo que querías aprovechar de mí. Y yo quería que vieras lo lista que soy, como si mi trabajo diario no fuera suficiente para demostrarme que merezco confiar en mí misma. Tu estrategia vengativa ya no te servirá, y sacrificaré esta amistad santificada en pro de una vida de verdad. Seguirás incomodando con tu presencia, porque me cuesta ser fuerte, pero ahora ya se el camino que debo seguir, la fuerza que necesito tener, lo que intentaré que no ocurra nunca más. Cometí por segunda vez el mismo error, pero no voy a rendirme. Voy a leer para armarme y para que tú y tipos como tú, no quieran nunca amarme.
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